PJ Enano (Rex)

Me gustaba aquel bar.
Sucio, destartalado, pringoso y con un olor nauseabundo producto seguramente de la tinta que embadurna los chipirones a la plancha de la tasca.
Los chipirones de la Pala es la unica tapa que no me gusta.
Pero la tortilla esta de lujo.
Todo un lujo en esta epoca.

Yo creo que esa ha sido siempre mi debilidad. Nunca he tenido muchas. No esta en mi carácter.
Pero siempre me ha gustado tener algun rincon agradable donde refugiarme del exterior.
A veces pienso que me gustaria excavar un agujero, muy profundo, tan pronfundo que nadie pueda seguirme.
Asi podria ser feliz en mi propio mundo.
Eso estaria bien.
Si…
Me gustaria ver la cara de mis hermanos si lo supieran.
En fin…
Tomo otro trago de mi cerveza mientras pierdo la mirada en la tasca. Casi no hay nadie, nunca hay nadie. Tan solo el tabernero y su hija.
La joven se acerco a mi casi sin que me diera cuenta, poseedora que era de esa rara facultad fascinante de los elfos para sorprender a los demas.

-¿Quieres algo mas?-

Sacudi la cabeza con un amago de sonrisa que ella debio de interpretar como una rabiosa mueca.
Alli se estaba bien.
Pero pronto tendria que pagar e irme de alli. Me esperaba un trabajito.

Afuera reinaba un silencio inhabitual. Solo una ligera sirena y una carga de ametralladora.
Cruze dos calles y segui por la avenida 47 hasta Remington.
Alli esperé.
Al cabo de quince minutos aparecio una limusina negra por la calle 21 y enfilo la calle Remington.
Espere a que estuviera a mi altura. Habia estudiado la estructura de aquel coche. Espere a que pasara por mi lado y despues saque mi ametralladora.
Descargue un cargador de 40 balas sobre el maletero. La limosina comenzo a acelerar al tiempo que vi asomarse por la ventanilla la fugaz silueta de un orko.
Cargue otro cargador mientras avanzaba hasta la esquina cubriendome con un viejo buzon y lance otra descarga. Si fallaba me quedaba sin comer para los proximos 3 meses.
Por suerte acerte.
El deposito de gasolina se incendio y tres segundos mas tarde la limosina se convirtio en una bola de llamas que choco contra varias farolas hasta detenerse.
Saque mi pistola y me apresure a llegar hasta los restos del vehiculo.
Varios trozos de orkos yacian esparcidos por la calzada. Tarde bien poco en identificar lo que quedaba de mi objetivo.
El lider de una banda de pandilleros locales. Ben-Lanquer.
Lo que sabia sobre él era que habia descuartizado a la mitad de las mujeres humanas que habia asesinado. A la otra mitad las habia violado antes de echarlas a comer a los perros.
Nadie es perfecto pense.
Le corte la cabeza con un tajo rapido de mi katana y la eche en el saco.
Ya tengo qué comer para tres meses.

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